martes, 1 de septiembre de 2015

La vida campestre

Ayer me di cuenta de que si tenía que vivir en el campo, podían pasar dos cosas, la primera era que muriese aplastada por los animales a los que no podría cuidar o la segunda, que me convirtiera en una chica amazona.

Después de intentar ayudar a una amiga a darle de comer a sus caballos, posiblemente ocurriría la primera, y es que no estoy hecha para el campo.Yo soy una chica "cosmopolitan" (sí, sí, como la bebida, así tal cual lo dije) de esas que viven en la ciudad, que tienen todo lo que necesitan para sobrevivir en un supermercado  y que si quiere aire libre pues se va a un campo o a un parque de vez en cuando pero no para vivir siempre. Y es que un campo necesita muchos cuidados, que si tienes que darle de comer a los animales que tengas, que si tienes que limpiar cuadras, establos... que si tienes que luchar contra mosquitos, moscas, salamanquesas y un largo etc de animales variopintos.

Otra cosa que también tengo clara, es que si me perdiese en una isla desierta nada más descubrirlo, me daría un infarto y así todos mis problemas estarían solucionados, aunque vete a saber si mi instinto de supervivencia le da por despertarse que eso nunca se sabe cuando va a salir a relucir.

Lo mejor es que yo una chica de ciudad, ayer por destino de la vida y por mi ceguera, no vi que había un pequeño ratón de campo en la piscina y me bañé tan tranquila, hasta que me dio por verlo mejor y ya no pude volver a meterme. Pero ahí está el primer paso.





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